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Caragor

Depredadores de Mordor

Los caragors son los depredadores más feroces de Mordor y merodean en grupos pequeños buscando lo que puedan devorar, desde orcos hasta graugs. Prefieren abalanzarse sobre sus enemigos, apresarlos entre sus enormes mandíbulas y vapulearlos como si fueran un trapo hasta matarlos.

Los caragors son buenos corredores y escaladores, y pueden trepar por terrenos escarpados en busca de presas. Su valor es casi suicida. Rara vez dejan un combate hasta que mueren ellos o muere su presa.

Algunos orcos capturan caragors e intentan adiestrarlos para la guerra, pero son tan feroces que la empresa resulta peligrosa hasta para el uruk más valiente. A pesar de todo, algún orco lo ha logrado gracias a la suerte, la astucia o la tenacidad.

"¡He mirado a los ojos a ese caragor! He sentido su aliento y sus dientes en mi cuello"

— Tûhorn el Escalador

Caragor terrible

Los grandes cazadores de Mordor

Los caragors terribles son mayores que los ordinarios, aunque no es eso lo que los hace más peligrosos. Son los depredadores más astutos de Mordor, capaces de rastrear como nadie, pero demasiado escurridizos para quien no tenga la mayor de las paciencias. Los caragors terribles tienen el pelaje más claro que los ordinarios. Su piel se considera una marca de distinción entre los orcos de Mordor, sobre todo para los domadores y los miembros de la tribu agreste.

Los caragors terribles son criaturas solitarias que recorren sigilosas las tierras de Mordor rehuyendo incluso a otros caragors. Poco se sabe de su comportamiento, pues los observadores suelen acabar en sus fauces.

"A Ûkbûk nadie lo tomaba en serio hasta que capturó un caragor terrible y empezó a usarlo de montura. Ya nadie hace bromas sobre Ûkbûk"

— Glûk el Artista de la Cicatriz

Dragón

Los terrores voladores de Mordor

Los dragones de Mordor son una raza infértil que cría el propio Sauron cruzando grandes dragones y bestias aladas en los pozos de Barad-dûr. Son asesinos aéreos que reinan en los cielos de las montañosas fronteras de Mordor. Los dragones se abalanzan sobre su presa desde arriba, la neutralizan con llamas abrasadoras y la rematan con un mordisco de sus poderosas mandíbulas antes de llevársela a otro lugar para devorarla. Si la víctima se sigue debatiendo tras los ataques iniciales, son lo bastante astutos como para ascender y dejarla caer para que muera del impacto. Los dragones son carroñeros eficaces y no tienen reparo en aprovechar la carne que encuentran por el suelo si hace falta. Su presa favorita son las águilas gigantes que a veces intentan penetrar en los cielos de Mordor.

Los dragones son criaturas testarudas y es casi imposible domarlos sin ayuda de magia, aunque algunos orcos siguen intentándolo. Otros tienen cuidado de no dejar carroña al raso para no atraer dragones que la devoren y después busquen nuevas presas cerca.

"Los dragones son moles acorazadas, armadas con garras mortíferas y fuego abrasador. ¡Cuando por fin los Nazgûl dejen que los orcos los montemos, seremos imparables!"

— Mugluk el Audaz

Ghûl

Voraces acechadores nocturnos

Los ghûls, carroñeros nocturnos gregarios, se encuentran entre las criaturas más peligrosas de Mordor. Salen de sus madrigueras o cuevas por la noche. Individualmente no son rival para los uruks, pero en grupo pueden rodear a su presa y vencerla.

La mayoría de los ghûls atacan con dientes y garras, pero algunos pueden expeler una nube de ácido tóxico desde lejos. Le tienen miedo a la luz y, a veces, una antorcha puede bastar para mantener un grupo pequeño alejado.

Los grupos de ghûls son liderados por una madre ghûl, que suele ser el miembro más grande y fuerte.

"Los ghûls odian la luz; vamos a apagarla y a ver lo que encontramos"

— Latbag el Privador

Madre ghûl

La reina del enjambre

Los ghûls son débiles en solitario, pero la madre ghûl que gobierna en cada nido es temible. Es físicamente más fuerte que cualquier hombre u orco corrientes, pero lo peor es la bilis ponzoñosa que escupe desde varios metros de distancia. La bilis es cáustica y venenosa, y los ghûls corrientes saben cómo rodear a la víctima afectada. Cuando una madre ghûl da en el blanco, es solo cuestión de tiempo que actúe la toxina o que los demás ghûls rematen a la presa. Si la madre ghûl cae en combate, otro ghûl crece para ocupar su lugar y liderar el grupo.

"Ojo a la madre; ¡en cuanto empiece a caer la progenie, se enfurecerá!"

— Feldush el Bebefuego

Graug

Los gigantes de Mordor

Los graugs, una de las especies más antiguas de Mordor, son criaturas gigantescas de fuerza inmensa y escamas acorazadas. Oriundos de Nurn —aunque se les puede encontrar en otras partes de la región—, son enemigos naturales de los caragors, de las grandes bestias y de los Devoradores de la Tierra de la Desolación Oriental. Si tienen hambre, comerán cualquier criatura viviente, incluidos hombres u orcos, si los hay.

Los uruks de Mordor cazan graugs de vez en cuando, aunque pocos salen vivos del intento. A veces, un grupo de caragors puede tratar de derrotar a un graug, pero casi nunca con éxito. Los graugs pueden matar a sus atacantes de muchas maneras: devorándolos, golpeándolos con sus enormes pezuñas o simplemente pisoteándolos.

"Primero, sentiréis las pisadas del graug. Luego, oiréis los gritos de nuestro corredor. Y por último… comenzará la diversión"

— Thakrak Ojo de Gema

Halcón demoníaco

Espías aéreos

Aunque tanto orcos como hombres los llaman halcones demoníacos, estos depredadores aéreos tienen poco en común con las aves de otras tierras. Son reptiles de alas correosas que se abalanzan desde arriba sobre ratas, arañas u otras criaturas voladoras, como los cuervos. Sus largos cuellos les permiten dar mordiscos fatales mientras mantienen el cuerpo lejos del alcance de la presa que se debate.

Los orcos de Mordor creen que los halcones demoníacos son favoritos del Señor Oscuro y actúan como espías suyos. Los hombres de Gondor no están tan seguros de ello, pero la mayoría les disparará una flecha si los ven volar demasiado cerca… por si acaso.

"Juraría que ese halcón demoníaco me seguía. Esas cosas son más listas de lo que parecen"

— Uggu el Escabroso

Moscas morgai

Plagas de carroñeras

Estos insectos se desplazan en enjambres y se alimentan de cadáveres sin enterrar, y Mordor tiene en abundancia. Las moscas morgai pasan gran parte del tiempo aletargadas en nidos colgantes. Pero, cuando se las perturba, se arremolinan y pican a los uruks que haya cerca. El zumbido de una nube de moscas morgai furiosas basta para poner pie en polvorosa a muchos orcos.

El aborrecimiento que sienten los uruks por las moscas morgai no se debe solo a su dolorosa picadura. La mosca luce en el dorso una marca roja que los uruks asocian con el Ojo de Sauron.

"¡Pensé que las moscas morgai te habían dejado seco! ¡Debí quedarme para asegurarme!"

— Olgoth el Añoso

Graug poco común

Titanes de magia perversa

La inmensa fuerza y el tamaño de un graug corriente es suficiente amenaza, pero se han visto en Mordor graugs capaces de escupir un veneno virulento, frío y amargo, o llamas abrasadoras. La mayoría de los orcos creen que los graugs poco comunes son el resultado de una experimentación ritual de la tribu mística o una manipulación del propio Sauron, por lo que son reacios a darles caza. Unos pocos domadores, sin embargo, consideran que el adiestramiento de un graug poco común es un reto que merece la pena asumir…

"Como si no bastara con los graugs corrientes, Mordor tenía que crear algo peor"

— Krímp el Conocedor

Rata

Alimañas problemáticas

Los hombres y los orcos solo están de acuerdo en una cosa: las ratas son la mayor plaga de Mordor. Las ratas agrestes del País de la Sombra se reproducen deprisa, esquilman los almacenes de provisiones y roen tiendas de campaña, cuerdas y correas por igual. Algunas transmiten enfermedades y pueden dar mordiscos dolorosos si tienen hambre o se sienten amenazadas. Cuando no están hambrientas, son lo bastante pacientes como para esperar el momento en que una criatura de mayor tamaño esté distraída o las provisiones queden sin vigilancia un momento.

En las historias que cuentan los uruk-hai alrededor del fuego, aparecen multitudes de ratas que se atreven a atacar a un orco a la luz del día y lo devoran en cuestión de minutos. Ningún orco ha presenciado algo así, pero todos han visto bastantes ratas como para creer que la historia es plausible. Nadie duda de que las ratas lo intentarían si creyeran que fuera a funcionar.

"Ayer por la noche oí a las ratas susurrarse cosas unas a otras. Creo que están tramando algo"

— Lamlug el Implacable

Ella-Laraña

Telarañas por todo Mordor

La mayoría de los orcos creen que ver una araña da mala suerte y un grupo grande es una señal nefasta. Consideran las arañas de Mordor como meras alimañas, sin darse cuenta de cada arácnido podría ser los ojos y los oídos de Ella-Laraña. A diferencia de las ratas, las arañas son solo molestas: no roban tanta comida como para llamar la atención y la picadura de la mayoría no es peligrosa. Pero, con su capacidad de trepar y escurrirse, no hay prácticamente lugar en Mordor al que no puedan llegar. Erradicarlas es poco menos que imposible.

"¿Ves las telas? Arañas. Bichos repugnantes. Seguro que han subido desde el valle del sur"

— Gorgum Dientedehierro